domingo, marzo 15, 2009

jugar,aprender siempre



Notas de Carrera de Autitos Experimentales, Intervenidos y Tripulados
Jugar, aprender siempre
el martes, 17 de febrero de 2009 a las 14:58
"Para ser grande, sé entero. Nada tuyo exageres o excluyas. Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres en lo mínimo que hagas, Así en cada lago la luna entera brilla, porque alta vive."Fernando Pessoa Voy a contar mi experiencia dentro de un grupo heterogéneo donde nos empapamos del juego. Hace un par de años, unos artistas expusieron en La Plata, eran juguetes inesperados. Con una amiga teníamos ganas de tocarlos, activarlos. Pero por estar dentro de un museo-espacio cultural, no los tocamos… porque estamos tan normalizadas a que la obra no se toca. Cuando les comentamos, ellos nos dijeron que esperaban que el público participara, pero tenían esa misma sensación, de estar en un espacio que no les pertenecía y que los objetos no podían ser intervenidos. Así que comenzaron a plantearse otra propuesta, ya en una galería también sucedía lo mismo, en el que el objeto expuesto, lo rodeamos y solo observamos desde lejos. Algún que otro conocido, que ya conocía la propuesta se atrevía a activar el Mamboretá gigante, o el “carro-tijera-boca-martillo”. Con el tiempo fui observando y siguiendo el desarrollo de estos artistas y fue mutando la propuesta en relación con lo que les iba inquietando, actualmente organizan Carreras de autitos, pero no es tan simple, lo fueron construyendo a partir de sus experiencias. Y tomo este ejemplo de juego porque fue un proceso en el cual me sentí parte de él, siempre que iba al taller de Lautaro Yepes el tema de las carreras de autitos se desplegaba.El juguete desaparece como obra de arte y pasa el juego a ser punto de partida de este proyecto. Ya no se convoca en lugares convencionales –museos o galerías- sino que es en espacios públicos –la plaza-. Los autitos son creados por quienes participan, los constructores, no tienen que tener motor, son impulsados por leyes físicas, obliga a investigar al curioso y experimentar con materiales no convencionales o anima a inventar un sistema distinto.La convocatoria es abierta y se avisa de boca en boca, de mail en mail. Existen reglas del juego, son flexibles y se van ajustando a las situaciones del momento. En las primeras carreras había un premio para el ganador, una muñeca Barbie intervenida, que era preferible no ganarla. Con el tiempo se modificó el premio por aplausos y felicitaciones, para que no sea de carácter competitivo. Es disfrutar crear algo y poder compartirlo con el otro, que opine, aporte algún cambio, alguna solución, que también se anime.
Jugar nos sirve para organizarnosY a esta propuesta sumé a los hijos de una amiga, ya habíamos hablado previamente, nos juntamos en casa y les expliqué a los chicos la idea de participar en el juego. Inmediatamente nos pusimos a elegir entre los materiales que teníamos para reutilizar y a seleccionar cuáles nos servirían para construir el autito. Cuando ya estaban separados del resto, la decisión fue hacer unos “planos de construcción”-dibujos, para definir el uso de cada parte: la base del auto con la carcaza de la lectora de CD; un sistema de impulso imaginario con un cooler; dos personajes con unos caños de PVC, esferas de mouse y cables; una pantalla “para protegerlos de los mosquitos” con la rejilla del cooler. Las ruedas serían pintadas de tres colores para que cuando girara, se mezclaran; Camilo estaba seguro que el efecto de las ruedas iba a estar “buenísimo” y nos convenció. Guardamos los dibujos y convenimos reunirnos otro día.


Las primeras ideas, cabeza-mano-dibujo, ponemos en juego nuestro ser.
Para resolver el tema de las ruedas, como construirlas si con eje, tornillos, tuercas u otro sistema; resolvimos consultar con los “expertos”, en este caso, los artistas que organizan el evento. Fuimos al taller a la semana siguiente de pasar las ideas de la cabeza al papel; llevamos los materiales y las especificaciones técnicas y ellos nos propusieron resolverlo de dos formas distintas. Mientras tanto, estaban probando los materiales para el evento, los obstáculos, las rampas, el aro de fuego y los autitos que estaban armado (si tenían resistencia o se desarmaban rápidamente). Camilo, Luna y Lautaro hicieron la prueba de los materiales y después nos fuimos prometiendo ir con nuestro auto ya terminado a la carrera. Obviamente todo esto fue tratado con seriedad, la seriedad de los chicos cuando juegan.


El compartir con el otro, compartir problemas y diversas soluciones.
Jugar nos sirve para aprender del otroEn Plaza los Andes tocaban los sikuris, eran varias agrupaciones. Y la plaza tenía vida. Con la compañía de la música comenzamos a reunirnos, cada uno iba dejando su autito para inscribirse. Luego se presentaron en fila, para ir por orden de inscriptos en el lanzamiento. La primera pista era un tobogán transformado en pista, se subían los escalones y el auto emprendía su viaje pendiente abajo. Camilo era el encargado del lanzamiento, fue presentado como el constructor más joven del grupo. Otros chicos también participaron de la carrera ayudaron a bautizar al autito con el nombre “El auto del futuro”. Los circuitos de la plaqueta hacían de contrapeso y simulaban una gran complejidad en el auto, aunque no tuviera nada que lo activara, era tecnología sin serlo.


Concretar las ideas.


La mirada del otro, compartir los juegos.
Jugar sin diferenciar, sin egoismosTodos a pesar del frío, disfrutamos estar ahí. Grandes y chicos. Comenté de las modalidades de la carrera? Hay dos categorías: tirasoli y tirantodos. En tirasoli el creador es el único corredor y en tirantodos el creador comparte con el resto su auto, y se van turnando.Detalle que olvidé de explicar a Camilo, cuando un nene tomó el auto, y lo lanzó en la rampa-mosquito (algunos obstáculos eran esculturas de los organizadores, transformadas en una estructura para el juego) la mamá me dijo que lo consuele porque se rompió la pantalla de los mosquitos, nos reunimos fuera de la pista. Después del apapacho, comprendió sentido de compartir y que si se rompe el juguete, se arregla. Para eso lo habíamos construido, conocíamos sus partes y como podíamos unirlo o resolverlo no era tan complicado. Habíamos llevado las herramientas, cinta de papel y destornilladores. Así que improvisamos un arreglo provisorio y seguimos con la carrera. Mi valiente amigo superó la gran prueba cotidiana de reconstruir sus esquemas. No sólo aprendimos partes básicas de un móvil, sino que aprendimos a registrar ideas, compartir sueños. El juego nos modela, la toma de decisiones se activó en todo el proceso y los valores fueron planteados. Me gusta jugar para aprender y enseñar.
Siempre que puedo, juego y me juego(extracto de Biografía Lúdica de Fanny Romero)